HACMONI


Hacmoni fue durante muchos años un hombre común y corriente, sus compañeros en la escuela y en el trabajo lo tomaban como un hombre noble, pero nunca interesante o socialmente importante, era una visión del hombre promedio con cero aspiraciones- uno más- dirían algunos egipcios. A sus 55 años sin esposa y sin hijos Hacmoni estaba decidido a dejarse perder, no había existido en su vida una razón real para poder vivir y esforzarse todos los días. Así que un buen día, decidió dejarlo todo y salir de su  ciudad natal Dishasha y aventurarse a buscar algo que llenara su existencia en la gran ciudad de Giza. En el camino le arrebataron sus raciones de comida algunos delincuentes y  más adelante  un jóven granjero lo recogió e invito a dormir en su casa mientras buscaba una solución,escucho toda su triste historia y fueron a dormir en un pequeño e improvisado granero. La sorpresa dejó devastado a Hacmoni la mañana siguiente, pues al despertar se dió cuenta que este joven amable que lo había recibido en su «casa» , se había robado sus ropas, todo, absolutamente todo lo que llevaba en su bolsa desapareció sin ningún rastro.

Sin ropa,sin comida, sin dinero y sin ninguna esperanza decidió caminar por el desierto y encontrarle fin a su suerte, para su sorpresa apenas salió de los senderos que marcaba su ciudad y se topó con un hombre viejo, que con una sonrisa lo invitaba a sentarse a su lado, el viejo se encontraba  fumando pipa cuando lo recibió y se veía my entretenido haciéndolo. Hacmoni accedió a sentarse a su izquierda, más por inercia que por gusto. Antes de decir palabra este viejo le acercaba la boquilla de la shisha que en ese momento fumaba, no sin antes vaciarle un poco de este humo en el rostro y realizar algunos sonidos guturales que Hacmoni no comprendía del todo. Se le acercó al oido y le dijo algo que hizo que a Hacmoni se le encendieran los ojos. Le había abierto la posibilidad de tomar su lugar en la misión espriritual que se había trazado y que lo tenía en ese lugar. La invitación consistía en que si accedía a tomar su lugar, él le concedería el deseo que más anhelara en ese momento. A Hacmoni le pareció que la vida le sonreía por fin y decidió probar pues al final ya no tenía nada que perder.

El viejo le pidió que luego de sentir el rocio del humo de su shisha caminara 4 pasos para acomodarse en la otra silla a su derecha y que repitiera en su cabeza el deseo que estaba anhelando tener en ese momento y una vez con los ojos abiertos lo vería cumplido sin mayor magia.

Hacmoni abrió los ojos y vió a lo lejos un palacio radiante y con paredes de oro que le abría sus grandes portones y lo invitaba a pasar, era el regalo que había pedido con todas sus fuerzas,era un sueño hecho realidad, no sabía como agradecerle al viejo aquel, pero al momento de tratar de levantarse de esa silla y acudir a agradecerle, se vio detenido por una extraña fuerza que sólo le permitía separse 2 metros de la silla. No le hizo nada de gracia y le buscó nuevamente  la mirada al viejo buscando una explicación. No había nada que decir, el viejo le había regalado su puesto pero con todas las obligaciones que tenía el uso de los poderes de la sisha. Hacmoni le gritaba deseperado que lo liberara mientras veía como se alejaba el viejo y su libertad se esfumaba en el horizonte.

Desde entonces, se le ve al viejo Hacmoni expectante, con esa mirada de angustia y esperanza a la vez, ilusionado de poder convencer a otro egipcio con aún menos esperanzas que él, para tomar su lugar en la silla y liberarlo de ese lugar.

 

otro cuento inspirado en la foto de Zai Aragón.

http://www.zaiaragonblog.com

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