Después de varias horas en camión llegamos al centro de Guatemala y de ahí nos llevarían a Antigua, en teoría nos recogerían en cuanto llegáramos pero han pasado dos horas y he tenido ue hacer presión al encargado de los buses. Al fin nos recogen y nos llevan a la ciudad mágica de Antigua. Esta ciudad tiene mucha energía y me recuerda mucho a San Cristobal de las Casas en Chiapas, México. Sus calles empedradas, sus extranjeros con locales comerciales que han decidido hacer de esta ciudad su casa y su forma de vida. Todos estos factores les dan un toque especial así como los volcanes que alcanzo a ver desde mi habitación. EL primer lugar a conocer cerca de Antigua se llama Pacaya un volcán activo de los pocos que aún te dejan visitar. El camino en camioneta es cerca de 1.30 min desde Antigua, al llegar al Parque Nacional nos bajan e indican que debemos subir a pie. Desde ese punto son cerca de 1.5 km de recorrido hacia uno de los costados del cráter principal. Tan pronto me bajo comento con una Suiza algunas cosas del viaje que de inmediato nos lleva a platicar toda la subida, se trata de Jolanda y Carmen dos hermanas suizas que tienen planeado viajar 8 meses por latinoamérica. Sin duda una manera muy buena de conocer el mundo. Son chavas muy abiertas y su español es muy bueno, sin duda fue un placer platicar con ellas en el ascenso y después de él. Si quieren conocerlas visiten: http://diereisederneuhaussisters.blogspot.com/
Lo impresionante del Volcán conforme nos íbamos acercando es todo el enramado de piedra volcánica que empieza a reducir el paso del grupo. EL calor también empieza a sentirse y al tocar las piedras a nuestro paso las rocas ya empiezan a calentarse. Nuestro guía muy astuto coloca unas ramas encima de una grieta natural de las faldas del volcán y provoca que en menos de 1 minuto se conviertan en cenizas. Wow, nunca había estado tan cerca de un volcán activo y sentir el calor insoportable de la lava que genera. Antes de iniciar el descenso nuestro guía nos mete a una cueva dentro de las faldas que bien pudo ser un sauna natural. Sudamos como pueercoos pero es un experiencia extraordinaria. Decidimos bajar y por la hora en la que subimos, nos encontramos de frente con el atardecer más hermoso que me tocó ver en mi visita a Guatemala. Entre tantos extranjeros todos platican con todos es un gran ambiente.
Al día siguiente me dirijo al Lago de Atitlán uno de los lugares más visitados en Guatemala. Su extraña formación entre volcanes y la pureza de las aguas de hasta 99% en el centro del lago, lo hacen un sitio obligado para visitar. Desde la carretera la vista es impresionante y una vez que llegas y tocas sus aguas te das cuenta de la magia del lugar. Atitlán tienen también varios pueblos a su alrededor donde puedes comprar artesanías: Santiago, San Pedro, Santa Cruz la laguna, Panajachel etc. Si eres más mochilero y te quieres quedar puedes pedir trabajo en los hoteles de la zona e intercambiarlo por comida y estancia. La recomendación es quedarte en San Pedro o Panajachel.
Evita visitar este sitio en un día ya que el recorrido es tan breve que no terminas de agarrarle el gusto. Otra recomendación en el lugar es que lleves estricto efectivo pues no hay transacciones con tarjetas de crédito o débito.
Mi parada final antes de salir de Guatemala es la ciudad de Chichicastenango, una ciudad famosa por su Mercado de Artesanías que abre sus puertas el jueves y domingo de cada semana. Aquí puedes comprar todo lo que te imagines a nivel de artesanías, los colores y telares que se manejan son de los mejores del mundo y llega un punto que te quieres llevar todo. Tengo hambre pues esta vez iniciamos el día muy temprano y recorriendo algunos edificios me topo con el mercado de verduras de Chichicastenango una verdadera joya de color y folclor guatemalteco. Indígenas atendiendo indígenas. Localizo una banca con comida muy sencilla pero en donde suelen haber los mejores sabores. No dudo y comparto la mesa con algunos lugareños. Riquísimo!
Camino entre los pasillos de este gran escaparate de artesanías y me veo obligado a comprar algunos souvenirs, ego de un par de horas tomo descanso en una de las fachadas de las iglesias principales y me encuentro a Edwin, un niño e cerca de 7 años que me vende unos separadores y pronto nos hacemos amigos. Me recomienda conocer el museo de Pacual Abaja y al chaman de la zona. Accedo de inmediato y al bajar nos topamos con una primera peregrinación que dará inicio a ciertas festividades del pueblo, mucho color y alegría como en toda latinoamérica. El sincretismo en la zona es impresionante; copal en recintos católicos y rituales a base de hiervas enfrente de la cruz de las iglesias son sólo algunos de los toques que tiene esta ciudad. La gente es amable y muy» bussinera» sin duda un lugar recomendable para visitar.
Guatemala resultó un viaje con muchas tonalidades de comida, color y cultura. Si tienen oportunidad visiten este país que vale mucho la pena.
Saludos aventureros.