Muchas historias se han dicho de Mazunte, que si es para hippies, que si es inseguro, que si no hay nada que hacer, etc. Trataré de ser lo más objetivo y contar mi historia.
Después de dejar Huatulco hice una pequeña búsqueda en tripadvisor.com para ver los precios y recomendaciones de hoteles y me arrojaron algunas buenas opciones.

De Huatulco tomo un autobus al municipio de Pochutla, 1hr desde donde me encuentro. Al llegar a Pochutla hay dos formas de trasladarte a Mazunte, vía taxi privado $100 o colectivo $10, el otro formato es camioneta colectiva que cobra $7 pesos por un traslado de 30 min. Eso si, la espera es larga y los taxis colectivos se llenan de volada, si tienes actitud puedes platicar con la gente local para que te recomienden que visitar. Al llegar a las zonas de playa, la recomendación es avisarle al chofer donde te bajas ya que en la camioneta no alcanzas a ver los letreros de los pueblos y están tan cerca que te pasaras con facilidad.

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Por fin llego a Mazunte un calor de poco más de 30 grados me tiene un poco idiota, pero al menos de sed no moriré, pues me preparé bien. Busco la Posada Ziga y consigo una cabañita a la orilla del mar «literal» que lo tiene todo y con el sonido de las olas romperse para arrullarte. Inversión por noche $250. Ya son casi las 4 pm y antes de comer me recomiendan visitar el Museo de las Tortugas que está a espaldas de mi posada, el museo está lleno de tortugas, a los niños les encanta aunque después de ver los tamaños que llegan a tener estas tortugas te cuestionas qué tan sano es tener estos especímenes en tan poco espacio, al fin encerradas fuera de su hábitat natural, aunque las tratan muy bien.

El hambre me lleva a recorrer la playa para buscar un buen restaurante  y me recomiendan el restarante …Mazunte, jaja para no variar. Cuando improvisas tu viaje, la recomendación es que te apoyes con la gente local para conseguir los mejores paseos por la zona. Mi mesero llamado Leo me ofrece un paseo en lancha con snorkel, pesca y avistamiento de delfines y tortugas. Suena bien  pero me indica que necesita más personas para poder armarlo, la cita es 7 am  y me quedo con la esperanza de que sí nos juntemos los necesarios.

Está apunto de meterse el sol y me recomiendan caminar por la orilla de la playa hasta punta cometa de donde se dice el atardecer es una belleza. En mi camino me encuentro con unas chicas holandesas y un argentino con los que platico y llego hasta la cima. La llegada no es sencilla por las rocas, pero vale toda la pena. Cuando llegamos ya hay algunas personas más, todos jóvenes y deseosos de ver como se despide el Güero. La vista es impresionante y se siente una energía muy especial.  Por estar coqueteando con una de las holandesas nos perdemos el último suspiro de sol y lejos de enojarnos nos da un ataque de risa a los dos. Al fin ya habíamos visto lo mejor jaja.

En el camino de regreso las holandesas muy animadas se apuntan al paseo matutino del día siguiente y nos despedimos de momento. Me lanzo a mi cabaña a darme un buen baño antes de cenar algo, mi habitación es un hitazo, tan espaciosa y cómoda como lo pensaba y el plus es que tiene acceso directo a la playa. Me imagine a a mis amigos diciéndome que pensara el tema de los tsunamis, pero me quede más tranquilo al pensar que al menos me agarraría bien dormido  y feliz.

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La noche es otro regalo, el cielo no podría tener más estrellas y el mar no para de rugir con impresionantes olas de casi 3 metros de alto. Hay poco movimiento en la playa, sólo se alcanzan a oír algunas fiestas improvisadas de amigos que llegaron a acampar o que viajan juntos. Es una noche muy tranquila  y mi cama me llama para arrancar el paseo mañana a las 7 am…zzzz