No pude contener las ganas de escribir la injusta y breve atención que ha recibido la selección Chilena con el Bicampeonato de la Copa América Centenario. Medios de todo el mundo se han volcado en reconocer con una primer plana la derrota de Messi y Argentina, más que el triunfo de un gran equipo que pasó por encima de los más importantes equipos de Centro y Sudamérica, la selección Chilena. Es ese Chile que entendió como recuperar el recuerdo del triunfo y rescatar «en equipo» lo que se necesita para conseguir un objetivo que todos los países participantes soñaban tener: La Copa América.

Quizá sea Chile el único país que ha dado el justo espacio para este triunfo de su selección, la que humilló a México, pasó por encima de Colombia y anuló a toda la Argentina. Sólo en medios Chilenos veo análisis faciales del estrés de los pateadores de esa tanda penal tan sufrida y emocionante a la vez. Análisis del parado táctico y el coraje con el que los jugadores se entregaron los 120 minutos por nombrar dos ejemplos. Reconocimiento de una nación que da justo espacio al ejemplo de la hazaña de conseguir lo que se busca y de dar ejemplo a sus niños de que no hay retos imposibles, que en el Fútbol todos tienen un espacio para triunfar si trabajan de manera inteligente, apasionada y como equipo.

No fueron pocas las veces en que Messi quedaba sólo ante una jauría de 4 y hasta 6 chilenos que le arrebataban el balón mientras el resto de Argentinos buscaba una salvación. Ese entendimiento y esa coordinación merece un aplauso para los jugadores chilenos que se mataron en la cancha por lo que buscaban y analizaron juntos al rival que tenían enfrente.

Messi  es y seguirá siendo el mejor del mundo aunque hoy, el mundo llore su partida. Pero cometió más errores de lo que parece y aquí algunos de ellos:

• Errar un penalty.
• Renunciar a su selección y por ende rendirse ante la adversidad.
• Provocar que toda la atención con su renuncia robara cámara a una selección chilena que se mató en la cancha y mereció el triunfo y la gloria.
• Ser humano ante las cámaras y dejar verle al mundo que también se equivoca, tiene miedos, se cae, llora y se rinde, cuando hay que hacerlo en familia y sin tantas miradas juzgando. No porque no pueda, más bien porque hay que saber perder y llevarse el aprendizaje consigo.
• Y por último y más importante, olvidó lo que hizo que estuviera en la cima del fútbol y fuera ejemplo de tantos niños y jóvenes a nivel mundial: su perseverancia, disciplina, humildad y mentalidad para nunca rendirse y seguir intentando.

Decimos adiós a una Copa América que puso en su lugar a muchas naciones como la mexicana que se auto coronaba campeón antes de abrocharse el primer zapato y que se mal acostumbró a soñar con el talento individual y no procurar el funcionamiento colectivo. Espero podamos aprender en México de estos Chilenos que se transformaron en una sola célula con el hambre de querer lo que pocos alcanzan. Gracias por las emociones que amamos sentir los que gustan del Fútbol, sean buenas o malas y porque siempre y sin querer, el fútbol une a todas las naciones que participan con el mismo sueño: Ganar y ser Campeones.

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